Llega la primera y con ella el tiempo ideal para
recorrer la Serra. Eso es precisamente lo que hicimos el pasado 18 de marzo con
ARCA PATRIMONI, asociación que vela
por el patrimonio histórico y cultural de Mallorca desde el año 1987 cuando un
grupo de profesionales de diversas áreas, comenzaron a reunirse con una
preocupación común: el abandono del centro histórico.
La ruta escogida fue la de “El camí des Correu: Esporles - Banyalbufar”. La excursión,
dirigida por Joan Antoni Martínez
Payeras, Máster Universitario en Gestión Cultural UOC-UIB-UdC, estuvo
enfocada especialmente para dar a conocer el valor paisajístico y etnológico,
así como también legendario, de este antiguo camino real de origen medieval. Es
de dificultad baja y la duración estimada es de 2h y 40 min aproximadamente
(solo de ida y sin paradas).
Comenzamos nuestra excursión en el pueblo de Esporlas,
más concretamente detrás de la iglesia neogótica de Sant Pere (obra del
arquitecto Gaspar Bennàssar). El camino arranca con un ligero ascenso por un
terreno empedrado para poco después suavizarse. A unos 20 minutos de comenzar
nuestra excursión nos toparemos con la carretera que tendremos que atravesar
para seguir por el camino para viandantes diseñado según las técnicas de “pedra en sec” tradicionales.
Este camino, documentado ya en el s.XV, era
utilizado por los antiguos oficiales reales que llevaban la comunicación a los
pueblos y comunicaba, además, Palma y Esporlas con la villa de Banyalbufar.
Pero, con las reformas viarias iniciadas en el s.XIX, este camino dejó de ser
utilizado y ha quedado relegado con fines turísticos. Recientemente, se ha
realizado obras de restauración del camino así como de señalización.
Ya en descenso y, después de atravesar campos de
olivos y algarrobos, dejando a nuestra izquierda Planicia, el Camí del Correu continúa bajando por un
terreno asfaltado. Vemos que el entorno cambia y nos vamos encontrando con las
construcciones más características de Banyalbufar: los “marges” y las “marjades”.
Las marjadas eran terrazas de cultivo y delimitadas con la construcción de
un muro (marge), en la ladera de la montaña. Se construían para poder sembrar, más
concretamente, malvasía (una
variedad de uva, muy dulce) y “tomate de ramallet” y se aprovechaba el desnivel
del terreno para su regadío. Estos cultivos eran posibles gracias a un complejo sistema hidráulico, de origen
árabe, y cuyo abastecimiento se encontraba en la Font de la Vila y sus cientos
de “safareigs” (depósito artificial
para contener el agua de lluvia, acequia, pozo, destinada a regar).
Si queréis conocer un poco más acerca de la labor de
la asociación ARCA y estar al
corriente de las próximas salidas culturales, históricas y/o naturales que
organiza, os invito a que visitéis su página.
Redacción
y fotografías
Virginia Leal © 2017