lunes, 18 de febrero de 2013

Leyenda: "El campanario de la Seu"



La torre del campanario de la Seu hace ángulo con el portal de la Almoina. Tiene una altura de 48 metros. Tenía que ser más alto, pero todavía está sin construir el coronamiento superior. Es de planta cuadrada y tiene una estructura dividida en tres cuerpos, los dos primeros de cuatro pisos cada uno y el tercero, de tres pisos. Los cuerpos se encuentran separados por cornisas separadas por ménsulas y los pisos por líneas de imposta. La parte superior acaba con una baranda calada con garitas en cada esquina. Los pisos del último cuerpo tienen tres ventanas ojivales en cada uno de los lados. Las obras se acabaron en el año 1498.

Según una hipótesis, el campanario de la Seu ocupa el lugar del primitivo minarete de la mezquita musulmana y es por ello que se encuentra ligeramente desorientado en relación al templo, es decir, mirando hacia la meca.
 
El campanario fue un lugar donde se alojaron personas acogidas al derecho de asilo, llamado también sagrado. Este derecho permitía refugiarse en determinadas iglesias, lugares inviolables, a los fugitivos de la justicia civil, como es el caso del campanario de la Seu. Todavía a día de hoy, en el segundo bloque de la torre, se pueden contemplar los grabados en la parte interior de los muros que recuerdan el paso de estos personajes y la angustia a la que estaban sometidos.

Desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII se tienen noticias documentadas sobre alguno de los refugiados. Se habla de la falta de condiciones insalubres que tenían los improvisados espacios y de las actitudes escandalosas de los asilados en el recinto sagrado. Hablamos de un hecho ocurrido, más concretamente, en el año 1.601, cuando el Capítulo catedralicio solicitó al obispo que pusiera remedio a esta situación escandalosa, provocada por la existencia de asilados de ambos sexos. Tres eclesiásticos de un total de trece votaron la expulsión de todos o asilados; pero finalmente, la mayoría acordó una serie de condiciones:
  1. La expulsión de las mujeres.
  2. Los hombres debían permanecer encerrados, sin poder bajar a la iglesia.
  3. Los militares o caballeros quedasen en sus habitaciones, en la terraza, se cerrara la reja, y que un eclesiástico custodiara la puerta, el cual no permitirá subir a nadie más que a un criado por cada militar, para llevarles la comida.
  4. Los asilados de las cámaras de la sacristía pasaran a la cámara media.
  5. Los que custodiaban la sacristía cerraran todas las puertas de la iglesia antes de que anocheciera.
Se puede subir al campanario por una escalera de caracol de 215 escalones. En la parte superior, hay un impresionante conjunto de nueve campanas, entre la que destaca la campana de Eloi, la campana mayor, que hace 2 metros de diámetro y pesa más de cuatro toneladas. Esta aparece ya documentada en el año 1.389, y fue fundida varias veces. La actual campana data de 1.593 y el origen de su nombre hace referencia al patrón de los metalúrgicos, sant Eloi. Era tocada por seis hombres llamados eloiers. Estos constituyeron un curioso cuerpo fundado en 1.594 y formado por 13 o 14 miembros. Con el fin de reconocer de alguna manera su trabajo tuvieron, hasta el año 1.759, el privilegio de exención del servicio militar.

Bibliografía: "Palma, ciutat de llegenda", de Gaspar Valero.
Traducción: Virginia Leal
Fotografías: Virginia Leal

miércoles, 13 de febrero de 2013

Leyenda: Sa Jaia Corema

Durante la Cuaresma, una de las tradiciones más típicas de nuestro costumario era la Jaia Corema, también conocida con el nombre de Jaia Serrada. Mossèn Alcover nos describe detalladamente la tradición:

La Jaia Serrada era una anciana de papel, cartón o madera pintada, que representaba la Pascua, delgada y agrietada, con un bacalao en una mano y un manojo de zanahorias en la otra, y con siete piernas y siete dientes, que representaban las siete semanas de Cuaresma. El primer día de Cuaresma colgaban aquella anciana en la cocina o en el comedor, y cada domingo le cortaban una pierna de las siete que tenía, hasta que el Sábado Santo se quedaba sin ninguna pierna y desechaban lo que quedaba de ella; pero a mitad de Cuaresma ya le realizaban una operación, de dónde le venía el nombre que llevaba de serrada (serrada); y era que el jueves de la cuarta semana, cuando ya había pasado justo media Cuaresma, bajaban la anciana y la serraban por la mitad, porque ya había transcurrido media Cuaresma” El sábado de Pascua, retiraban o quemaban lo que quedaba de la figura.

Luis Fábregas da algún detalle más, de la Jaia Corema, como que encima de la falda, la anciana tenía una palangana con verduras y pescado, comida típica de Cuaresma, y que el encargado de llevar los pies de la anciana era el padre de la familia. Miquel Forteza también nos recuerda la tradición: “La Jaia Corema era una vieja con siete pies correspondientes a las siete semanas de cuaresma. La Jaia Serrada era realmente la representación del cuarto jueves de Cuaresma, en que esta queda cortada en dos mitades iguales. Aquel día solían serrar una estatua de la Jaia Corema que muchas veces solían tener muy poco valor”

Mn. Alcover, citando un artículo de Pere d´Alcàntara Penya, remonta la fiesta que se hacía cada año el jueves de la cuarta semana de Cuaresma; era todo un espectáculo público que tenía lugar en el ciudad de Mallorca, concretamente en la Plaza de Cort: “Antiguamente, en Ciudad, tal día también hacían otra función más en medio de la Plaza de Cort para divertir a la gente: ponían un tablado, y el verdugo su ayudante (llamado mataratas) se subían con una anciana hecha de paja y retales, casi tan grande como una de verdad y, con una sierra de carpintero, serraban a la anciana hasta hacerla añicos mientras todo el mundo reía, gritaba y silbaba. Mucha era la gente que acudía a la plaza para ver la Jaia Serrada.

Finalmente, cuando descolgaban a la Jaia Corema, los jóvenes solían descansar un momento, porque una época de privaciones y sacrificios como la Cuaresma había terminado; ya lo dice la canción popular mallorquina, con cierto tono de exageración irónica:

Sa Corema ja es pasada;
Mare de Déu que no torn!,
que tenc s´esquena ecorxada
d´anar-me a colgar dejorn.

Bibliografía: "Passejades per les llegendes de Palma", de Gaspar Valero.

jueves, 7 de febrero de 2013

Exposición Russ Heath. Casal Solleric.


Russ Heath nació en Nueva York en 1926. Siempre se ha considerado un ilustrador que dibuja comics y desde el principio de su carrera intentó mantener el control sobre todos los aspectos de su trabajo, incluyendo el entintado. Sus personajes destacan por la fortaleza que transmiten, combinada con una elegancia natural que se debe tanto a sus poderosas estructuras como a sus precisos acabados.

Muy joven descubrió que el dibujo era su gran pasión y a él ha dedicado toda su vida. A finales de los cuarenta Stan Lee lo contrató en Atlas (luego Marvel). Estuvo varios años transitando todo tipo de géneros, del terror al western pasando por la fantasía y la ciencia-ficción. Pasa la década de los 50 en la National (DC en la actualidad), para quienes factura historietas históricas y de supergrupos como Sea Devils. Pero sobre todo destacará por su dedicación al género bélico, dibujando cientos de páginas de Haunted Tank y Sgt. Rock. Esa colaboración se extiende hasta principios de los setenta.

Heath nunca permaneció mucho tiempo en un único trabajo. Coqueteó con la publicidad y alternó colaboraciones con varias editoriales diferentes. En la EC dibujó guiones de Kurtzman y también trabajó para Dell o Fox, entre otros. En los sesenta participó en Little Annie Fanny, encargo que le llevó a residir en Chicago. Primero en la mansión Playboy y más tarde por su cuenta, ya que estaba disfrutando de los cambios que convulsionaron por esos años la ciudad.

En la década de los setenta Heath alcanza su madurez como autor y firma muchos episodios excepcionales de Sgt. Rock, llegando a escribir el guión de algunos. Pero las series de guerra estaban pasadas de moda y él siente que debe explorar nuevos territorios. Desembarca en National Lampoon con varias parodias muy gamberras y sexys y dibuja un espléndido guión de Goodwin para Marvel, “Intruder”. Y sobre todo factura un fascinante conjunto de relatos de horror para Warren, entre los que destacan los escritos por Bruce Jones. En ellos sustituye su limpio entrecruzado de líneas por aguadas que combina elegantemente con su riguroso entintado.

Se desplaza más tarde a Los Angeles para trabajar en el campo de la animación. Aunque durante años participó en innumerables producciones no abandonó del todo el mundo del comic, encargándose esporádicamente de personajes tan populares como Punisher o Batman. Pero su esfuerzo más notable en los ochenta es la tira de prensa de Lone Ranger. Suponía su vuelta al género que había aprendido a amar en la infancia: el western. Es un trabajo elegante y con la fortaleza que transmiten sus mejores obras. Se ha mantenido ocupado dibujando historietas donde demuestra que su dominio de la figura humana y su espléndida narrativa apenas acusan su avanzada edad.

Tras la muerte de sus colegas y amigos John Severin y Joe Kubert, con quienes colaboró durante años en DC, Russ Heath es el último gran dibujante realista vivo. Considerado por sus compañeros de profesión como un “dios del comic”, ha llegado el momento de rendirle un merecido homenaje.

Fotografías: Virginia Leal

  • Fechas: Desde el 24 de enero de 2013 hasta el 7 de abril de 2013
  • Lugar: Casal Solleric de Palma. Passeig del Born, 27 (07012 Palma de Mallorca)
  • Contacto: 971 72 96 04
  • Horario: De martes a sábado, de 10 a 14h y de 17 a 21h. Domingos y festivos, de 10 a 13.30 h. Lunes cerrado.
  • Entrada: gratuita