La Granja de Esporles es uno de los
emblemas patrimoniales de Mallorca. Las casas son el producto de una evolución
histórica que tiene como punto culminante el siglo XVIII, cuando Ramón Fortuny
de Ruesta i Gual las reformó profundamente otorgándole el aspecto señorial e
italianizado que las han hecho tan características.
Aunque fuera un lugar idealizado, casi idílico para muchos, la Granja ha funcionado históricamente como cualquier otra posesión, sólo que con un sustancial añadido: el agua. El primer asentamiento de las casas se debe a la abundancia de la fuente de la Granja, llamada en época medieval la Font de Déu (Fontis Dei). Pero la importancia de esto reside, además, en el hecho de que alimenta la fuente artesana llamada d’en Baster, desde donde nace la gran acequia que daba agua a Palma. Esto, no sólo supuso un incuestionable beneficio para los ciudadanos, propietarios y molineros, sino que también fue motivo de grandes discordias históricas entre sus propietarios, la vila d’Esporles y, en el siglo XX, con la comunidad de regantes de la acequia. Gracias a esta suficiencia, la Granja ha contado hasta con cuatro molinos hidráulicos, dos de los cuales fueron sarraïns (sarracenos), y con una producción hortícola de primer orden. Asimismo, por su ubicación entre montañas, ha sido una excelente posesión de olivo, con un potencial de producción de aceite tan elevado que durante el siglo XIX la tafona tuvo cuatro vigas que funcionaban a pleno rendimiento. Finalmente, las grandes masas de encinas fueron explotadas de manera intensa, tal y como demuestran la gran cantidad de ollas de cal y depósitos tradicionales.
Durante la época musulmana fue una importante
alquería llamada Alpic.
Posteriormente, estas tierras correspondieron al conde del Rosselló, Nuno Sanç
que en 1233 la donó a la orden cisterciense para construir un monasterio. La
carta definitiva de fundación se otorgó en el año 1239 y comprendía la vila d’Esporles, la alqueria Alpic y sus molinos, y el lugar llamado
la Real. A mediados del siglo XIII, existían en Mallorca al menos tres granjas
fundadas por los monjes del Císter: la
Granja de la parroquia de Felanitx, la Granja de Deià y la Granja de Esporles.
Los monjes del Císter ocuparon poco tiempo la
alquería Alpic, ya que en 1266 fundaron el monasterio de la Real. En 1360 se
documenta el primer contrato de arrendamiento de la finca y menciona que había
esclavos, ganado, una capilla y dos molinos de agua, uno llamado Sobirà y otro
de la Figuera. El sistema de explotación directa por parte de los monjes acabó
en el año 1444. Poco después, en 1477, la possessió
pasó a manos de Joan Vida, cuyos herederos la poseyeron hasta el siglo XX.
Arquitectura
Desde el punto de vista arquitectónico las casas de
la Granja presentan una volumetría y una distribución compleja, fruto de las
modificaciones y anexos incorporados con el paso del tiempo. La fachada
principal se orienta a Tramuntana, delante de una espaciosa explanada dotada de
altos plateros. Cuenta con tres plantas de alzado, con el portal forà (portal foráneo) de arco redondo dovelado. Corona el
portal un escudo barroco con las armas de Ramon Fortuny de Ruesta i Gual (y
Despuig y Safortesa), con el grabado de armas de la familia Vidal en el centro.
El paso de entrada está cubierto por un techo de
vigas, sostenido en la parte interior por un gran arco rebajado con columnas
adosadas donde puede verse sobre el capitel el escudo de la familia Fortuny. En
la parte derecha se encuentra la capilla.
Tiene portal adintelado, sobre la cual hay media corona de grandes dimensiones.
En el fondo, sobre el altar, encontramos un retablo barroco con una pintura que
representa la Sagrada Familia.
Desde el paso de entrada se accede a un segundo
tramo dotado de dos grandes arcos rebajados. El capitel de la columna central
muestra también el escudo de los Fortuny. A la izquierda se abre el portal que
da a un pasillo escalonado que conduce al molino de sangre y a todas las
dependencias de la planta baja del ala de levante.
La claustra es de planta cuadrangular, empedrada, en el centro
de la cual hay un surtidor octogonal. Desde aquí se puede admirar la
espectacular lonja de 9 arcos de medio punto, con columnas jónicas y
balaustrada. Al fondo de la claustra encontramos un arco rebajado con bóveda de
arista y la escalera que sube a la planta noble. Encima del ala de gregal,
sobre la galería cerrada, se puede observar un reloj de sol que data del año
1716.
La fachada del sudeste es una de las más bellas de Mallorca.
Se alza majestuosa sobre los jardines, el gran safareig y un tramo
empedrado donde se separan los surcos formados por muchos decenios de paso de
carruajes. El paramento se encuentra cubierto con una capa de tonalidad ocre,
rota solamente por el marco blanco de las aperturas. Tiene cuatro plantas de
alzado donde, en el medio del tercer piso, se enmarca la bella lonja flanqueada
por los dos extremos del edificio.
En la planta
baja se ubican diversas ventanas y algunos portales adintelados, mientras
que en el primer piso hay 7 ventanas cubiertas por marquesinas. La planta baja
del edificio acoge las dependencias relacionada con las actividades
tradicionales de la casa: una salera, una cocina tradicional, almazara manual,
antiguos establos cubiertos con bóveda de cañón (convertidos en salas de
tortura y de Tribunal de la Inquisición) y finalmente la sala del molino de
sangre.
En el primer
piso se distribuyen las estancias destinadas a actividades económicas
tradicionales, entre las cuales encontramos el celler, la hojalatería, la
tintorería y los telares, la espartería, la carpintería y la sala de los alambiques.
De todas ellas destaca la tafona, que ocupa una gran sala
de planta rectangular. Se encuentra mecanizada y se accionaba a partir de la
fuerza hidráulica. En el centro se encuentra la almazara, con tolva metálica, y
en uno de los laterales, la prensa mecánica, fabricada en Alcoi. Al lado de la tafona,
está la tienda de aceite.
En la planta
noble se localizan un buen número de estancias que recrean las salas
nobiliarias de los siglos XVIII y principio del XIX. Encontramos el “salón de
té” (ornamentado con pinturas siguiendo la técnica de trompe l’oeil), la gran sala (con una interesante muestra de
mobiliario y óleos), la sala de música, la sala de entrada (con una
espectacular maqueta del interior de un teatro), una habitación mallorquina
barroca (donde hay una cama con cubrecielo entre otros elementos), una habitación con
despacho, la lonja barroca, el despacho del médico, la botica, una sala de
juegos, el comedor de los señores, la cocina de los señores (con una completa
colección de objetos tradicionales propios de esta estancia), el horno y el
rebost (despensa). Finalmente, de esta planta destaca una interesante
cámara dotada de tres estancias paralelas que bien podría tratarse de una
antigua tienda del molino hidráulico.
Desde la planta noble se puede acceder al jardín
posterior de las casas, llamado el “jardín
rocoso”. En el centro se ubica un surtidor ornamentado y detrás el lagar de
uno delos molinos de la casa, hoy convertido en un salto de agua. Encima se
alza la estatua de una musa. El interior del antiguo obrador contiene dos arcos
apuntados, muy primitivos. Hacia la izquierda encontramos la lavandería y la
tintorería, el palomar y un bancal con una pérgola dotada de columnas de marés
muy antiguas, posiblemente procedente de la estructura primitiva de las casas.
Desde aquí se puede acceder a otro molino hidráulico. Por el lado oeste se
encuentra la cochera, la sala de herramientas, el granero, el molino de los
alfareros, otra lavandería y la hiladora.
Finalmente, el jardín
botánico, situado bajo las casas, es uno de los más espectaculares de la
isla. Cuenta con un gran estanque dotado de un impresionante surtidor. Delante
encontramos un gran conjunto de especies vegetales, entre las que destaca un
tejo gigante, cañas de bambú, olmos, bojes y chopos, y otros ejemplares. El
conjunto está ornamentado con una bella pérgola escalonada que otorga al
espacio un delicioso aire romántico.
Bibliografía
VIVOT, Tomàs (2006): “Les possessions de
Mallorca. Volum 1”. Ed. El Gall Editor,
Pollença, p. 122 - 123, 125 -126, 129 – 132 y 134.
Fotografías
Virginia Leal © 2014
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