La península de Formentor cierra la
bahía por la izquierda y está constituida por las últimas estribaciones de la
Serra de Tramuntana. Formentor ofrece muchas calas y rincones de gran belleza.
Justo detrás del Puerto de Pollença
aparece la punta de l´Avançada
desde donde hasta el cabo Formentor encontramos las calas de el Caló, cala Pi, cala en Feliu, cala Murta y cala en Gossalba y, al otro lado del cabo de Formentor encontramos cala Figuera, cala la Nao, cala Bóquer y
cala Sant Vicenç.
Referencia histórica
Algunos historiadores sitúan los orígenes de
Formentor en la época romana, parece que el
nombre deriva de Frumentum.
Después de la conquista la alquería pasó a Bernat
Spaniol y a Bernat de Guadellis. Entres 1239 y 1644 la finca fue propiedad de
diversos titulares. En el año 1644 la adquirió Margarita Reig y su esposo Joan
Ferrer, que murieron sin descendencia. Después de muchos años de pleito, los
tribunales otorgaron la propiedad a Miquel Costa i Nadal, la familia del cual
la mantuvo hasta 1928, en que fue comprada por Adan Diehl.
La Península de Formentor
Para llegar a Formentor se debe seguir la carretera
PM-221, verdadera obra maestra del ingeniero Parietti. La carretera sale del Puerto por la parte de Can Singala,
pasa por delante de la base de hidroaviones y por el campo de fútbol.
Podemos visitar la península de Formentor tanto en barca como en coche pero, si
elegimos esta segunda opción, antes de llegar al faro tenemos dos paradas
obligadas:
- El mirador de la Creueta: es un pequeño aparcamiento de la llamada “vuelta de la Creueta”, donde hay una roca-monumento de 1968 en memoria del ingeniero Parietti. Desde este mirador, construido el año 1961 sobre los acantilados a 232 metros del nivel del mar, la vista es impresionante. A poniente, se ve la Punta de la Troneta (362 m) con cala Bóquer y al noroeste, en primer plano, la escarpada punta de la Nau y, detrás, el Pal (423 m) con el Colomer (102 m).
- La atalaya del Albercuix: según el historiador Segura Salado, la fecha construcción seguramente fuera alrededor de 1595. Lo único que se sabe es que ya en 1957 existía. Se trata de una estructura cilíndrica cuya entrada se hace por un portal adintelado al cual se sube por una escalera de hierro. Durante la Guerra Civil y la Guerra Mundial ésta todavía era útil para instalar un observatorio conectado con la ciudad de Palma por una línea telefónica.
El Faro del Cabo Formentor
Se localiza sobre un cabo que acaba en forma de
peñasco y se eleva a 200m, en un paraje que resulta completamente espectacular.
Este fue sin duda alguna el que supuso mayor esfuerzo y sacrificio de construir
respecto a todos los faros de las
Baleares.
Para acceder al faro partiremos del Puerto de
Pollença en dirección al cabo de
Formentor. Será necesario atravesar el Puerto y avanzar por la carretera
PM-221 unos 20 km.
Antes de la
construcción del faro no existía ningún
tipo de comunicación con el cabo de Formentor. Por ello, en 1857 el proyecto se
inició con la construcción de un camino que partía desde cala Murta, un recorrido lleno de curvas y de piedras, que
atravesaba 17 km intentando adaptarse a la complicada topografía de la montaña.
Para poder transportar el material de construcción y
los trabajadores las embarcaciones se desplazaban desde la bahía de Alcúdia
hasta cala Murta, desde donde se
subía por el nuevo acceso. Las obras fueron iniciadas y, tras algunos meses,
llegó a los oídos del Obispado de Mallorca que los obreros del faro trabajaban sin
descansar ni siquiera los domingos. Entonces, el rector de Pollença decidió
intervenir y obligó al ingeniero jefe a instalar en Formentor un altar para la
celebración de la misa en los días festivos.
Mientras, Emili Pou inspeccionaba el camino en obras
y redactaba el proyecto del edificio que se construiría en el cabo. El diseño del faro era una copia exacta
del de Cabrera, ya que la distribución del espacio interior tenía que ser muy
amplia y apta para un mínimo de tres familias incomunicadas durante largas
temporadas. Emili Pou ya preveía los problemas de suministro de víveres, muy
irregular debido a los frecuentes temporales de tramontana.
Doscientos hombres trabajaron en la construcción de
este faro. Las obras se iniciaron el 20 de noviembre de 1860 y fueron
concluidas en el mes de abril de 1863. Casi tres años para llevar a cabo una
construcción ciclópea, llena de desventuras y éxitos.
Unos de los problemas más graves que afectó el ritmo
de las obras fue la extracción de la
piedra: ésta se encontraba en una distancia de 35 km ya que procedía de la
cantera del municipio de Sa Pobla. Los pesadísimos bloquees eran transportados
por mar hasta el peñasco de Les Moles, donde se descargaban en los escasos días
en que el mar estaba tranquilo.
Desde el improvisado embarcadero de Les Moles, los
materiales de construcción, compuestos por sillares de piedra, arena y cal, se
subían gracias a unas poleas especiales accionadas por la fuerza de cuarenta
hombres. Cuando ya se encontraban en la cima, eran arrastrados sobre unos
carriles hasta una zona cercana a la edificación. Finalmente fue inaugurado el
29 de abril de 1863, con maquinaria de segundo orden. Su luz se situaba a 210 m
sobre el nivel del mar, lo que le convirtió en el faro más alto de la Baleares.
Su alcance máximo era de 19 millas.
El edificio consta de una planta cuadrada y sus
vértices están dirigidos a cada uno de los cuatro puntos cardinales. La torre
tiene 20 m de altura y su cúpula ha sido reparada en diversas ocasiones a causa
de la acción de los rayos en días de tempestad.
La vida de los fareros era realmente dura. Nadie se quería encargar del suministro de víveres ya que el
recorrido por un camino pedregoso era largo – unos 30 km desde Pollença. Las
provisiones llegaban en un barco a remos y vela que sólo podía atracar en el
peñasco de Les Moles en los escasos días de buen tiempo para desembarcar con
facilidad. Además, después de descargar había que subir los 272 escalones
esculpidos en la roca que ascendían 300 metros por un camino muy inclinado.
Todas las semanas se transportaban de este modo 17 kg de petróleo y víveres.
Esta operación debería ser rápida ya que fácilmente cambiaba el viento a
levante o sudeste, con lo cual el regreso se hacía peligroso y con grandes
posibilidades de naufragio.
Si no se podía efectuar el viaje en barco, se tenía
que hacer por tierra. Partían desde Cala
en Gossalba y tenían que caminar a pie durante una hora y media por un
terreno de carrizo sin senda y entre peñascos. No pocas veces los fareros
tuvieron que bajar ellos mismos hasta Pollença porque ya no tenían provisiones.
Esta situación duró 88 años. Finalmente, el 2 de diciembre de 1951 fue
inaugurada la carretera del Pi de la
Posada que unía el faro y Pollença por un camino de sólo 27 km.
Bibliografía
CONTRERAS, Fernando; (2001): “Llibre dels Fars”. Ed.
Rey
Sol S.A., Palma, p. 77 – 78.
CERDÀ MARTIN, M.; VILANOVA SUAU, B. (1998): “Pollença:
guía de passeig”. Ed. El Gall Editor, Pollença, p. 173 – 174,
175 – 178.
Fotografías
Virginia Leal © 2014
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