El Temple fue una ciudadela en época musulmana: la Almudaina de Gumara. Tenía
forma rectangular, con dos lados más cortos (uno de ellos era la de las torres
que han sobrevivido) y los otros dos de mayor extensión. En total, contaba con
once torres similares a estas. Hasta el siglo XIX mantuvo esta estructura, pero
el crecimiento urbanístico de la ciudad motivó el derrumbamiento de sus
murallas.
Las dos torres
están muy modificadas aunque todavía se percibe su forma y base en forma de
talud. En otro tiempo hubo un escudo templario en el dintel de la puerta. Esta pequeña
fortaleza muy probablemente se levantara para reforzar la defensa de la puerta
de Gumara. Puede que los almorávides tomaran esta medida después de que la
expedición pisano-catalana de 1115, que arrasó esta parte de la Madina Mayurqa
y la dejó prácticamente en ruinas, acampara justo en el otro lado del foso y
entrara por aquí a la ciudad. No se conocen más datos de época islámica excepto
la existencia de un cementerio en su interior.
Después de la
conquista, Jaume I utilizó primero el recinto para guardar el botín que había
recogido y después lo cedió a la orden del Templo, con la cual mantenía lazos
muy estrechos, ya que los monjes guerreros lo tutelaron cuando era pequeño. El Temple se convirtió así en una
fortaleza donde los templarios tenían incluso su propia aduana. Pero cuando
Clemente V dictó su disolución y fueron perseguidos, el recinto pasó a ser de
la orden del Hospital. Después de la desamortización el Temple tuvo diferentes
usos, como servir de prisión o de cuartel.
Si nos
adentramos podemos ver los huertos que ocupan parte de este lugar central y que
le dan un carácter muy especial. En el fondo encontramos el oratorio del Templo que, en época medieval, era muy pequeño y
fue ampliado y modificado en el siglo XIX. Con esta reforma se perdieron muchos
de los elementos originales. Destaca el portal que se abre en el vestíbulo de
estilo gótico con resonancias bizantinas. En los montantes se contemplan
impostas con esculturas.
Una vez en el
interior del templo lo más remarcable lo encontramos en las dos primeras
capillas. Son unos extraños ejemplos de estilo románico con arquivoltas de
medio punto sobre columnitas de mármol italiano. Otros detalles como los
escaqueados (figuras cuadradas), las hojas, las puntas de diamante o los grifos
(animales fantásticos), constituyen una decoración típica románica. Probablemente
constituya una de las obras más antiguas de la ciudad gótica. El Cristo de la
capilla de la izquierda también parece arcaico pero no ha sido datado con
precisión. En esta capilla del Temple
estuvo el retablo de Sant Bernat, otra pieza capital del arte medieval en
Mallorca, ahora ubicado en el Museo de Mallorca.
El oratorio está cerrado, pero el zaguán está abierto por las mañanas con unos
paneles explicativos. Se puede solicitar la visita a la comunidad de les Llars del Temple que está allí
mismo.
Bibliografía: “Guia de la Palma Gòtica”, del Institut d´Estudis
Baleàrics
Fotografías: Virginia Leal.