jueves, 17 de enero de 2013

Sant Antoni y las "beneïdes"



Sant Antoni Abat
Sant Antoni vivió en el bajo Egipto durante la segunda mitad del siglo III. Aunque fuera heredero de una gran fortuna, optó por seguir el Evangelio y dar todos sus bienes a los pobres. Así fue como optó por una vida de penitencia en la soledad del desierto donde, según la tradición popular, el demonio lo tentaba constantemente sin éxito. El día de su muerte, el 17 de enero del año 356, dos leones se acercaron a él y, lamentándose por la muerte del Santo, la cavaron la tumba con sus garras. Mientras los leones besaban las manos de Sant Antoni, este les bendecía.

Sant Antoni Abat es reconocido como patrón protector de los animales, especialmente del ganado. La fiesta de este santo parece que puede ser la cristianización de antiguas ceremonias y de cultos primitivos dedicados a divinidades pastorales protectoras del ganado, posiblemente porcino y puede ser también de “peu rodó” (mulas). Algunos autores relacionan esta fiesta del ganado de “peu rodó” con las fiestas habituales romanas. En la antigua Roma, el 8 de enero era la fiesta de la coronación de los burros ante el altar de Júpiter.

Los antonianos en Palma


Como cualquier santo campesino, gozaba de gran veneración en la Part Forana de Mallorca. Pero, la ciudad de Mallorca también tenía su punto de devoción antoniana, la iglesia y el convento conocidos con el nombre de San Antoni de Viana y, más popularmente, con el de Sant Antoniet. Las beneïdes (bendiciones) del 17 de enero eran muy concurridas y se dedicaban glosas, como: “Sant Antoni es un bon sant i qui té un dobler li dóna perquè li guard s´animal tant si és de pèl com de ploma”.

Los frailes antonianos, además de ser depositarios del patronato del ganado, cuidaban de un hospital dedicado a los malalts de foc (enfermos de fuego o herpes), enfermedad producida por la intoxicación de cereales. Se instalaron desde la misma conquista en la calle de la Sèquia o Sant Miquel. El actual edificio, de estilo barroco clasicista, muestra sobre el portal mayor un nicho con la imagen de sant Antoni, con un cerdo y el fuego de sant Antoni a sus pies.

Cada 17 de enero los antonianos organizaban las beneïdes (bendiciones) de animales, que todavía hoy en día tienen lugar en el mismo lugar; además, desde 1573 tenía lugar anualmente la rifa del porc de Sant Antoni (rifa del cerdo de San Antonio), que era un ejemplar de los que integraban la piara de los antonianos. Los beneficios del sorteo eran destinados al hospital de Sant Antoni de Viana, para la curación de los enfermos atacados por el mal del fuego de Sant Antoni.

Un hecho curioso relacionado con los antonianos y con sus cerdos se produjo en el año 1719, cuando se prohibió que las piaras de los cerdos pasturaran por las calles de la ciudad. Al menos desde 1627, se dictaron disposiciones para eliminar los cerdos de las calles públicas, ya que lo consideraban muy perjudicial para la salud pública, además de poder provocar otras desgracias, como en una ocasión que los cerdos hicieron caer a un capellán con sus sagradas provisiones cuando tenía que administrar la extremaunción a una persona, o como cuando un cerdo se comió un minyó de llet (niño de leche).

A pesar de la prohibición de 1719, la piara de cerdos del convento y del hospital de Sant Antoni de Abat, de la calle San Miguel, hizo valer sus derechos, ya que gozaba de antiguos privilegios, como la de tener cerdos en las plazas públicas. Amparados por estos derechos, los antonianos pudieron continuar pasturando los animales por la ciudad. Asimismo, esta situación de privilegio no duró mucho, ya que en 1788 la congregación de los antonianos fue disuelta; pese a ello, la rifa del porc continuó durante buena parte del siglo XIX.

Las beneïdes de Sant Antoni

El Die Balearen del Archiduque Luis Salvador (1871) describe como transcurrían las beneïdes (bendiciones) de Sant Antoni en Palma: “La más notable se hace el día 17 de enero, día de Sant Antoni Abat, en Palma y otras poblaciones, y tiene por finalidad la bendición de caballos, mulas y burros. Entonces en Palma, mientras se realiza una ceremonia religiosa en la pequeña iglesia de Sant Antoni en la calle San Miguel en honor a este santo, se ve en la calle cercana a la iglesia un capellán vestido con roquete y estola que está de pie detrás de una mesita, dónde hay un botijo adornado de cobre que contiene el agua bendita y un cuenco para recoger las limosnas. De la iglesia de San Miguel acuden un gran número de caballos, mulas y burros con la cabeza y la cola adornados con cintas multicolores…al pasar delante del capellán, se paran un momento y durante este tiempo el capellán reza una oración en latín especial para la ocasión, moja la calderilla en el cuenco de agua bendita y hace unas aspersiones al animal correspondiente…Normalmente el jinete, después de que el capellán haya rezado una oración especial para él, deposita una limosna dentro del bacín. Algunos, pero, no se paran y por eso no dan ninguna limosna; reciben solamente las salpicaduras del agua bendita…Toda la ceremonia dura normalmente de las 10 de la mañana a la una de la tarde”

La fiesta en la actualidad

La Revetla. Aunque, en Palma, la revetlla (verbena) de Sant Antoni no tiene la importancia como la que gozan en pueblos de Mallorca como la Pobla, Muro, Manacor o Artà, si que es una fiesta muy celebrada a nivel de barrios. En este sentido, podemos afirmar como son muchas las diferentes barriadas y entidades que celebran esta fecha organizando hogueras, torradas y música. Relacionado con este hecho, se puede destacar como en el año 1977 las asociaciones de vecinos recuperaron, entre otras actividades de aspecto lúdico, las fiestas de Sant Antoni. En el barrio de Son Ferriol, Sant Antoni y sus fiestas son el alma del núcleo; también la iglesia y la escuela están dedicadas a Sant Antoni.

Las beneïdes en Palma, actualmente, están organizadas por el Ayuntamiento de Palma y por la Asociación de Comerciantes de la calle San Miguel. Esta celebración se había perdido y se retomó en el año 1981. Otra de las tradiciones que se han recuperado es la rifa del cerdo. Esta tradición, compartida con poblaciones catalanas como Vilanova y la Geltrú y el Vedell, ha sido retomada por la Asociación de Comerciantes de la calle San Miguel.

Los actos centrales de estas fiestas en Palma son la misa que tiene lugar en la iglesia de Sant Antoniet (en la calle San Miguel) y el desfile de animales que, a su paso por la iglesia, son bendecidos. En el desfile, precedido por a Policia Montada, participan los Tamborers de la Sala, el grupo de gigantes y cabzudos de la Sala, la Banda de Música Municipal de Palma, grupos de xeremiers, caballos, carrozas y otras entidades que trabajan con animales como la Guardia Civil, los Bomberos, etc. En la explanada de la Seu se concentran los participantes que, desde aquí, se dirigen hacia San Miguel pasando por Cort y la Plaza Mayor. En los últimos años ante la iglesia parroquial de San Miguel el rector de esta, encima de una tarima dónde también están presentes las autoridades municipales, bendice a los animales que desfilan por delante.

Bibliografía: "Les festes de Palma. Història, tradició i vigència", de G. Valero, J. Bueno y B. Font.
Traducción: Virginia Leal
Fotografía: Virginia Leal