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domingo, 15 de julio de 2018

"Artdemossa 2018: arte en la Serra"

Ayer se dio cita uno de los encuentros artísticos más esperados del verano en el pintoresco pueblo de Valldemossa: Artdemossa.



Como cada año – y ya cuentan con la 12ª edición – este precioso rincón de la Serra de Tramuntana albergó a más de 80 artistas de “Sa Roqueta” (así es como los mallorquines llamamos cariñosamente a nuestra isla) provenientes de varias disciplinas artísticas: artes escénicas, ilustración, fotografía, pintura, moda, cerámica, joyería, escultura y música. Un conjunto de artistas de todo Mallorca quisieron dar rienda suelta a su creatividad y expusieron sus mejores obras.

Los jardines de La Cartuja fueron el escenario perfecto para los/as alumnos/as de la ESDIB que aprovecharon para dar a conocer sus creaciones en ilustración: BlancaJaume, Lorena Varea, Veleta – Joana van Dasselaar’s o Mleko, entre otros, fueron algunas de las artistas destacadas en esta disciplina.

En fotografía y pintura pudimos encontrar artistas como Bumble &Worm o, lo que es lo mismo, a SarahCharlotte Watson y David Goode Hill con sus originales cuadros llenos de vida y color, las delicadas acuarelas de Emira Myftiu, los divertidos collages de Vero Gil o las bonitas fotografías de Anabel Photographie.

En cuanto a escultura, destacaron especialmente las obras de GasparNoguera: plantas carnívoras de diferentes tamaños realizadas en acero que hacían recordar a la famosa planta de “La tienda de los horrores”.

El mundo del cómic estuvo también representado por los artistas que han ilustrado La Costa de Mallorca, dónde diversos dibujantes mallorquines representaron, cada uno con su particular estilo, el paisaje de la isla y cómo ha evolucionado éste a lo largo de los años.

Además, las calles y plazas del pueblo se llenaron de música y artes escénicas que despertaron los sentidos de los amantes del arte en todo su esplendor. Además, se distribuyeron puestos de comida de Es Cos o Can Molinas y de bebidas para refrescar la calurosa velada que empezó a las 17h y no acabó hasta pasada la media noche.



Redacción y fotografías
Virginia Leal © 2018

domingo, 3 de diciembre de 2017

"Mallorcària: tienda de vinos y productos locales

mallorca_food_wineEn pleno centro histórico de Palma, más concretamente en el Carrer de Santa Eulalia, junto a la iglesia que lleva su nombre, encontramos Mallorcària: una vinacoteca especializada en vinos mallorquines provenientes de pequeñas y medianas bodegas de Mallorca, aunque también podemos encontrar vinos tanto de la Península como del extranjero (Francia, Alemania, etc.) de una calidad excepcional.

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Mallorcàrianace con la finalidad de convertirse en todo un referente para todas aquellas personas que deseen conocer el producto local y de calidad de nuestra tierra, ofreciendo así catas de vino acompañadas de una selección de productos locales para completar la experiencia. Además su dueño, Xavier Borrás, nos hablará largo y tendido sobre el vino de Mallorca y nos dará todo tipo de detalles sobre aquellos vinos que estamos saboreando. Para poder vivir esta fantástica experiencia es imprescindible haber reservado previamente.

mallorca_gastronomy
También tiene un espacio donde está expuesta una selección muy original y variada de vinos de todo el mundo. Además de vinos, podemos encontrar aceites de oliva virgen extra artesanales, almendras, confituras, patés, sales, licores, etc., todos ellos elaborados en la isla. Y, además, cada miércoles descorchan un vino que puedes degustar al visitarlos a lo largo de la semana.

Mallorcària es, sin duda alguna, un pequeño gran rincón en el centro de Palma en el que poder adentrarte en la cultura vinícola de nuestra tierra.

Para más información y reservas, no dudes en visitar su página web y redes sociales para seguir todas las novedades de Mallorcària.



Redacción y fotografías
Virginia Leal © 2017

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viernes, 18 de marzo de 2016

Mallorca Private Tours - Official Tourist Guide Albert Bouzas


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miércoles, 9 de marzo de 2016

La Serra de Tramuntana: "Fornalutx"


Fornalutx está emplazado en el centro de la Sierra de Tramuntana, que recorre el norte de la isla de Mallorca. A Fornalutx lo surca un profundo valle que parte del Puig Major y se extiende hacia Sóller.

El nombre de este pequeño pueblo, “Fornalucem” derivado de “Fornel” fornal o Ferreira, con el sufijo –utx, es el topónimo mozárabe del sufijo románico “ucem”. El origen de Fornalutx o “Fornalugi”, como se escribe en los documentos antiguos, lo encontramos en el mismo momento de la conquista, siendo antes una alquería mora, como se deduce del trazado de sus primitivas calles.

La historia de la villa ha estado siempre ligada a la de la vecina Ciudad de Sóller, ya que las dos formaron un único término municipal hasta el año 1813; en 1837 se reconocieron finalmente sus derechos constitucionales como municipio independiente.


Fornalutx puede considerarse como un conjunto de indiscutible interés paisajístico y arquitectónico. La estructura de la población por nacionalidades, se caracteriza en los últimos años por el aumento de la población de origen principalmente extranjero, consecuencia del atractivo turístico de la villa.

En el año 1983 fue galardona con la “Placa de Plata de Fomento de Turismo de Mallorca por la Defensa y mantenimiento de la Villa” y de la Secretaría General de Turismo obtuvo ese mismo año el “II Premio Nacional de Pueblos Embellecidos y Mantenidos de España”; en 1995 le fue otorgado el “Premio Alzina” por su labor en favor de la Naturaleza, premio que anualmente concede el Grup Balear d´Ornitologia i Defensa de la Naturalesa.


Fornalutx y la Serra de Tramuntana, patrimonio Mundial de la UNESCO. En el año 2011 la Sierra de Tramuntana de Mallorca fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, en la categoría de paisaje cultural. Fornalutx es uno de los 19 municipios de la isla que conforman esta área, declarada Patrimonio Universal.


Recursos

Texto extraído del folleto publicitario de Fornalutx de la Conselleria de Turisme del Govern de les Illes Balears, con colaboración del Ajuntament de Fornalutx.


Fotografías

Virginia Leal © 2016



miércoles, 3 de febrero de 2016

"Deiá: el rincón de los artistas"


El nombre del pueblo de Deià tiene su origen en el término árabe daia o ad-daia, que significa campo, según la teoría de Joan Coromines.

Deia-Mallorca-BalearesDeià es un pequeño municipio situado en la vertiente norte-occidental de la Serra de Tramuntana, que
en este sector toma el  nombre de serra des Teix. Limita con Sóller, Bunyola, Valldemossa y con el mar, siendo el quinto término más pequeño de Mallorca. Este municipio presenta tres zonas bien diferenciadas: es Puig o parte alta, coronado por la iglesia y el cementerio; la parte media a lo largo de la carretera de Valldemossa – Sóller: y es Clot o zona baja, que antiguamente fue el núcleo de la población principal.

Este pequeño pueblo se encuentro a solo media hora en coche desde Palma. Se llega por la C-710, una sinuosa carretera que bordea la costa desde Valldemossa a Sóller ofreciéndonos uno de los itinerarios más sorprendentes del litoral Mallorquín.

Historia de Deiá

El origen de la ocupación de Deiá tenemos que buscarlo en los primero pobladores permanentes de Mallorca. Se han encontrado tres yacimientos arqueológicos de gran importancia para el estudio de la prehistoria mallorquina:

-          La cueva de Betlem, donde Manuel Rosentigni y Wladimir de Lamsford descubrieron en 1958 unos grabados. Este conjunto de grabados ha sido interpretado como la representación de un episodio de caza.

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-      La cueva de los Muertos de Son Gallard, excavado por el Dr. William Waldren, es una gruta donde se ha encontrado un nivel de habitación neolítica de entre el 4250 y el 3700 aC. Se la considera como la necrópolis más antigua de las islas y fue utilizada como tal hasta la conquista romana en 123 aC.

-        La cueva de Son Marroig, excavada también por Waldren, es una necrópolis pretalayótica. Se encontraron 8 cráneos y largos huesos a su alrededor.

También dejó huella la presencia romana por la cerámica encontrada y por el desarrollo del cultivo de olivos. Pese a ello, no se ha encontrado ningún yacimiento de esta época.

Durante la dominación islámica, Deiá, pertenecía al juz’ de Bunyula-Musu. La presencia árabe es evidente gracias a la toponomia de Deiá, Llucalcari, Castell del Moro y en los numerosos encuentros de cerámica y otros utensilios encontrados en todo el municipio.

Después de la conquista de Jaume I (1229), Deiá fue concedida a Nunó Sanç, excepto Llucalcari, que fue donado a Gilabert de Cruilles. Siete años después de este reaprto Nunó Sanç fundó el monasterio de los monjes de Sant Bernat de la Real y entregó a su abad todo el dominio y jurisdicción de Deiá. Murió en 1244 sin descendencia y, como era pariente de Jaume I, todos sus bienes pasaron a la parte real, incluido Deiá.

En 1276, Ramon Llull consiguió de Jaume II un contrato de intercambio que le permitió fundar un colegio de frailes menores en Miramar; por esta razón Jaume II entregó al abad de la Real la gran alquería de Deiá. Los mojes del Císter hicieron prosperar el territorio gracias especialmente a la agricultura.

Deiá ya era administrativamente especial: por un lado formaba una sola Universidad con Valldemossa, donde tenía sus representantes en el Consejo de la villa y, por otra tenía alcalde propio. Pero esta situación provocó conflictos entre los dos alcaldes. Por eso en 1583 el procurador real Hug de Berard y de Palou, concedió a Deiá la Universidad, separándola así de Valldemossa. El mismo día se constituía el primer gobierno municipal.

El municipio de Deiá, por su situación costera, estaba expuesto al ataque de los piratas, desde los berberiscos africanos hasta los turcos, que ya en 1542 había devastado el puerto de Sóller. En 1552 saquearon Valldemossa, en 1558 desembarcaron en Andratx, en 1561 en Sóller y el 1582 ciento cincuenta moros desembarcaron en Sa Foradada y fueron vencidos por 50 mallorquines liderados por el capitán Mateu Sanglada.

A raíz de estos ataques las autoridades mallorquinas decidieron construir un sistema de fortificaciones con torres de señales de fuego por toda la Serra de Tramuntana. En 1609, la Universidad de Deiá pidió la construcción de una torre en la punta del cabo de Deiá, conocida ahora como la torre de Deiá o de sa Pedrissa.

Durante los siglos XVI y XVII Deiá también se vio afectada por la crisis económica. Las crisis agrarias y la falta de suministros, a causa de la peste de 1652, empobrecieron todavía más al pueblo, hecho que provocó la aparición del bandolerismo. Los bandoleros atacaban las posesiones más ricas del municipio. Por orden del virrey, en 1644 Deiá tuvo que crear su propio Cuerpo de Guardia. No fue hasta el siglo XIX cuando la incidencia del bandolerismo disminuyó.

El siglo XVIII no pudo comenzar peor: a la peste y a las deudas había que sumarle la mala cosecha, tanto de grano como de oliva, y la guerra de Sucesión. Muchos deianencs (habitantes de Deiá) tuvieron que sobrevivir de limosnas y del trigo que se repartió. Todos estos factores provocaron el estancamiento de la villa e hizo cambiar su estructura social, que se mantendría hasta el siglo XX.

Deia-Mallorca-Baleares
En el siglo XIX destaca la repercusión que tuvo en Deiá la Ley del 20 de octubre de 1820 que suprimía los conventos de menos de 20 individuos y ordenaba que todos sus bienes pasaran al Estado. Esto solo duraría unos años ya que Fernando VII, en un Real Decreto del 1 de octubre de 1823, suprimió todas las leyes y disposiciones que había aprobado el gobierno constitucional entre los años 1820 y 1823. A mediados de este siglo la población experimentó un fuerte retroceso causado principalmente por la emigración.

Al mismo tiempo, Deiá empezaba a ser conocida en todo el mundo. Pintores, artistas e intelectuales se establecieron en Deiá desde finales del siglo XIX. El Archiduque Luis Salvador inauguró la lista de visitantes ilustres, seguido por Joaquim Mir, Santiago Rusiñol, Rovert Graves o William Waldren, entre otros. A partir de los años sesenta se intensificó la llegada de extranjeros que elegían Deiá como segunda residencia.

Bibliografía

ENSENYAT ALCOVER, Josep F. y VICENS PIZÀ, Carolina (2003): “Deià” en Guia dels pobles de Mallorca. Ed. Hora Nova S.A., Inca (Mallorca). P. 6 – 16.

Fotografías

Virginia Leal © 2016

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Mallorca

domingo, 7 de septiembre de 2014

El Cabo de Formentor y su faro


La península de Formentor cierra la bahía por la izquierda y está constituida por las últimas estribaciones de la Serra de Tramuntana. Formentor ofrece muchas calas y rincones de gran belleza. Justo detrás del Puerto de Pollença  aparece la punta de l´Avançada desde donde hasta el cabo Formentor encontramos las calas de el Caló, cala Pi, cala en Feliu, cala Murta y cala en Gossalba y, al otro lado del cabo de Formentor encontramos cala Figuera, cala la Nao, cala Bóquer y cala Sant Vicenç.

Referencia histórica

Algunos historiadores sitúan los orígenes de Formentor en la época romana, parece que el  nombre deriva de Frumentum.

Después de la conquista la alquería pasó a Bernat Spaniol y a Bernat de Guadellis. Entres 1239 y 1644 la finca fue propiedad de diversos titulares. En el año 1644 la adquirió Margarita Reig y su esposo Joan Ferrer, que murieron sin descendencia. Después de muchos años de pleito, los tribunales otorgaron la propiedad a Miquel Costa i Nadal, la familia del cual la mantuvo hasta 1928, en que fue comprada por Adan Diehl.

La Península de Formentor

Para llegar a Formentor se debe seguir la carretera PM-221, verdadera obra maestra del ingeniero Parietti. La carretera sale del Puerto por la parte de Can Singala, pasa por delante de la base de hidroaviones y por el campo de fútbol.

Podemos visitar la península de Formentor tanto en barca como en coche pero, si elegimos esta segunda opción, antes de llegar al faro tenemos dos paradas obligadas:

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  • El mirador de la Creueta: es un pequeño aparcamiento de la llamada “vuelta de la Creueta”, donde hay una roca-monumento de 1968 en memoria del ingeniero Parietti. Desde este mirador, construido el año 1961 sobre los acantilados a 232 metros del nivel del mar, la vista es impresionante. A poniente, se ve la Punta de la Troneta (362 m) con cala Bóquer y al noroeste, en primer plano, la escarpada punta de la Nau y, detrás, el Pal (423 m) con el Colomer (102 m).
  • La atalaya del Albercuix: según el historiador Segura Salado, la fecha construcción seguramente fuera alrededor de 1595. Lo único que se sabe es que ya en 1957 existía. Se trata de una estructura cilíndrica cuya entrada se hace por un portal adintelado al cual se sube por una escalera de hierro. Durante la Guerra Civil y la Guerra Mundial ésta todavía era útil para instalar un observatorio conectado con la ciudad de Palma por una línea telefónica.
También se organizó un campo de concentración para los prisioneros de guerra. Ellos fueron los que hicieron la carretera y las instalaciones militares que hay. En 1972 su propietario, Francesc Capllonch Miteau tuvo que pleitear para evitar que se derribara. En 1983 el Consejo de Ministros aprobó la expropiación para instalar una radio-farola, pero el Ayuntamiento de Pollença puso un interdicto para evitar la destrucción de la Atalaya y el Estado buscó un nuevo emplazamiento.

El Faro del Cabo Formentor

Se localiza sobre un cabo que acaba en forma de peñasco y se eleva a 200m, en un paraje que resulta completamente espectacular. Este fue sin duda alguna el que supuso mayor esfuerzo y sacrificio de construir respecto a todos  los faros de las Baleares.

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Para acceder al faro partiremos del Puerto de Pollença en dirección al cabo de Formentor. Será necesario atravesar el Puerto y avanzar por la carretera PM-221 unos 20 km.

 Antes de la construcción del faro  no existía ningún tipo de comunicación con el cabo de Formentor. Por ello, en 1857 el proyecto se inició con la construcción de un camino que partía desde cala Murta, un recorrido lleno de curvas y de piedras, que atravesaba 17 km intentando adaptarse a la complicada topografía de la montaña.

Para poder transportar el material de construcción y los trabajadores las embarcaciones se desplazaban desde la bahía de Alcúdia hasta cala Murta, desde donde se subía por el nuevo acceso. Las obras fueron iniciadas y, tras algunos meses, llegó a los oídos del Obispado de Mallorca que los obreros del faro trabajaban sin descansar ni siquiera los domingos. Entonces, el rector de Pollença decidió intervenir y obligó al ingeniero jefe a instalar en Formentor un altar para la celebración de la misa en los días festivos.

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Mientras, Emili Pou inspeccionaba el camino en obras y redactaba el proyecto del edificio que se construiría en el cabo. El diseño del faro era una copia exacta del de Cabrera, ya que la distribución del espacio interior tenía que ser muy amplia y apta para un mínimo de tres familias incomunicadas durante largas temporadas. Emili Pou ya preveía los problemas de suministro de víveres, muy irregular debido a los frecuentes temporales de tramontana.

Doscientos hombres trabajaron en la construcción de este faro. Las obras se iniciaron el 20 de noviembre de 1860 y fueron concluidas en el mes de abril de 1863. Casi tres años para llevar a cabo una construcción ciclópea, llena de desventuras y éxitos.

Unos de los problemas más graves que afectó el ritmo de las obras fue la extracción de la piedra: ésta se encontraba en una distancia de 35 km ya que procedía de la cantera del municipio de Sa Pobla. Los pesadísimos bloquees eran transportados por mar hasta el peñasco de Les Moles, donde se descargaban en los escasos días en que el mar estaba tranquilo.

Desde el improvisado embarcadero de Les Moles, los materiales de construcción, compuestos por sillares de piedra, arena y cal, se subían gracias a unas poleas especiales accionadas por la fuerza de cuarenta hombres. Cuando ya se encontraban en la cima, eran arrastrados sobre unos carriles hasta una zona cercana a la edificación. Finalmente fue inaugurado el 29 de abril de 1863, con maquinaria de segundo orden. Su luz se situaba a 210 m sobre el nivel del mar, lo que le convirtió en el faro más alto de la Baleares. Su alcance máximo era de 19 millas.  
El edificio consta de una planta cuadrada y sus vértices están dirigidos a cada uno de los cuatro puntos cardinales. La torre tiene 20 m de altura y su cúpula ha sido reparada en diversas ocasiones a causa de la acción de los rayos en días de tempestad.

La vida de los fareros era realmente dura. Nadie se quería encargar del suministro de víveres ya que el recorrido por un camino pedregoso era largo – unos 30 km desde Pollença. Las provisiones llegaban en un barco a remos y vela que sólo podía atracar en el peñasco de Les Moles en los escasos días de buen tiempo para desembarcar con facilidad. Además, después de descargar había que subir los 272 escalones esculpidos en la roca que ascendían 300 metros por un camino muy inclinado. Todas las semanas se transportaban de este modo 17 kg de petróleo y víveres. Esta operación debería ser rápida ya que fácilmente cambiaba el viento a levante o sudeste, con lo cual el regreso se hacía peligroso y con grandes posibilidades de naufragio.

Si no se podía efectuar el viaje en barco, se tenía que hacer por tierra. Partían desde Cala en Gossalba y tenían que caminar a pie durante una hora y media por un terreno de carrizo sin senda y entre peñascos. No pocas veces los fareros tuvieron que bajar ellos mismos hasta Pollença porque ya no tenían provisiones. Esta situación duró 88 años. Finalmente, el 2 de diciembre de 1951 fue inaugurada la carretera del Pi de la Posada que unía el faro y Pollença por un camino de sólo 27 km.


Bibliografía

CONTRERAS, Fernando; (2001): “Llibre dels Fars”. Ed. Rey Sol S.A., Palma, p. 77 – 78.

CERDÀ MARTIN, M.; VILANOVA SUAU, B. (1998): “Pollença: guía de passeig”. Ed. El Gall Editor, Pollença, p. 173 – 174, 175 – 178.

Fotografías

Virginia Leal © 2014

Video


domingo, 24 de agosto de 2014

Visita guiada sábado 30 de Agosto: "El desbordamiento de Sa Riera"

Itinerario histórico por el núcleo urbano de Palma para dar a conocer uno de los acontecimientos históricos más significativos y destacables de Ciutat: el desbordamiento de Sa Riera que se produjo el 14 de octubre de 1403 y las inundaciones de la parte baja de Ciutat. Durante el itinerario también conoceremos como vivían los ciudadanos, como era el día a día de aquel tiempo y como ha cambiado el trazado del torrente a partir de aquella fatídica fecha.




El conductor de la actividad será el licenciado en historia y guía turístico Albert Bouzas Cuadrado

La actividad comenzará a las 18:00 h. en la Plaça dels Instituts / del Tubo (entre IES Joan Alcover e 'IES Ramón Llull) y finalizará sobre las 21:30 h.

El precio de la actividad es de: 10,00 € / persona. Plazas limitadas.

Más información e inscripciones: Tel. 971466765 e insula.mallorca@gmail.com y en la web natmallorca.com
























Visitas naturales y culturales.
INFORMACIÓN Y RESERVAS

miércoles, 20 de agosto de 2014

Visita guiada sábado 23 de agosto de 2014. “Calviá histórica: la ruta de los 4000 años”


La Mallorca prehistórica era un lugar donde se produjeron cambios constantemente, pero con lentitud. Los habitantes de la isla articulaban su vidas y su cultura en base a su entorno natural, por un lado, y los contactos exteriores del Mediterráneo, por otro. Pero algo ocurrió en el siglo X a.C. Todo se aceleró y cambió el curso de la vida de los isleños.


Únete a la Ruta de los 4000 años y tendrás una visión única de los orígenes más remotos de Mallorca y de sus habitantes.



El conductor de la actividad será el licenciado en historia y guía turístico Albert Bouzas Cuadrado.

La actividad comenzará a las 17:30 h. delante de la Oficina de Correos de Santa Ponça (Carrer Riu Sil, 27).

El precio de la actividad es de: 10,00 € / persona. Plazas limitadas.

Más información e inscripciones: Tel. 971466765 e insula.mallorca@gmail.com y en la web natmallorca.com


Visitas naturales y culturales

miércoles, 6 de agosto de 2014

Los jardines de Alfàbia (Bunyola)


En tiempo de dominación musulmana habitaba en un palacio de ensueño, un moro llamado Ben Abet, los dominios del cual se extendían alrededor de toda la zona Norte de Mallorca. La posición de privilegio de Ben Abet dentro de la sociedad mallorquina de aquella época se reforzó todavía más cuando se unió en matrimonio con Abebeia, hija del poderoso jeque de Denia. De todas sus posesiones, las más apreciada por él era la de Alfàbia, donde vivía rodeado de un  montón de cuarteradas de jardines, como un verdadero príncipe.

Cuando llegó la conquista catalana, no vino la desgracia para Ben Abet, ya que este supo adaptarse a la nueva situación política de la isla, convirtiéndose así al cristianismo e, incluso, ayudando al rey Jaume a completar la conquista de Mallorca. Esta política que hoy llamaríamos “colaboracionista”, permitió a Ben Abet la conservación de sus riquezas y privilegios. En los siguientes años a la conquista, el señor de Alfàbia fue un tal Joan Bennàssar. Existen indicios que permiten suponer que este era el nombre cristiano del hijo de Ben Abet, que antes de convertirse al cristianismo se llamaba Abet Ben Assar. Este personaje creó la casta mallorquina de los Bennàssar, que, extendida por todo, ha llegado hasta nuestra época. Por tanto, Alfàbia era la única posesión de Mallorca cuya propiedad fue transmitida de padres a hijos, ya no solo desde los días del “reparto”, sino antes de la conquista.

La posesión ha sido patrimonio, a lo largo de los más de 700 años, de las familias Bennàssar, Santasicília, Berga y Zaforteza, respectivamente, sin que en 7 siglos se haya producido ningún tipo de venta, falta, pleito o permuta. Esta circunstancia propició, sin duda alguna, la preservación de un importantísimo legado histórico, cultural y artístico que fue pasando de padres a hijos, hasta llegar a ser prácticamente patrimonio común.

Respecto al palacio,  cuidadosas obras de reformas han preservado el carácter palaciego de la edificación, aportando, además, el sello de distintas generaciones. Inicialmente las casas de tipología gótica, con un marcado carácter rural y fortificado se estructuraban en torno a un patio cerrado, incorporándose una torre en el siglo XVI. La gran reforma del siglo XVIII dotó a Alfàbia de sus elementos barrocos, los más definitorios de su actual configuración. Esta reforma supuso una ampliación sustancial de las casas originarias, dotándolas de una nueva distribución y decoración pero manteniendo siempre el concepto de casa rural. En la segunda mitad del siglo XIX se produjo una nueva e importante intervención que modificó parte de las reformas anteriores.

Más allá del paseo de plateros y del portal foráneo, detrás del cual hay un artesonado árabe de madera de olivo que está documentado alrededor de todo el mundo como una de las obras maestras del arte musulmán, se encuentra un claustro muy peculiar. Al fondo, la fachada de la casa de los señores, con un portal neoclásico del siglo XVII y dos ventanales elípticos. Las puertas de entrada del palacio eran las de la antigua sede de la Inquisición palmesana.

Detrás de la fuente central del claustro, encontramos un descomunal platero. A la izquierda del claustro, más allá de tres arcadas góticas, se encuentra la casa de los señores. Delante, encontramos una almazara, inmensa, y los antiguos establos. El conjunto formado por las distintas edificaciones, el claustro y el enorme árbol forman un cuadro admirable y de serena belleza.


El interior del palacio se presenta lozano. En la sala grande encontramos encontramos otro techo con artesonado, este del siglo XVII, y un retrato de un noble caballero llamado Pere de Santasicília. Éste vivió en el siglo XVII y fue uno de los señores de Alfàbia. Cuentan las crónicas que su personalidad era muy notable. Hay que mencionar una de las habitaciones donde durmió en una ocasión la Reina Isabel II, cuando la augusta señora visitó oficialmente Mallorca, desembarcando en Sóller. En aquella época, el viaje desde Sóller hasta Palma era largo y arriesgado, por lo que los organizadores de la visita encontraron que convenía que permaneciera en Alfàbia.

La biblioteca del palacio era muy importante. Se encontraban 1.200 antiguos volúmenes, haciendo mención especial al llamado “Llibre de les franqueses”, escrito en el año 1.246, de gran valor bibliográfico e histórico. Encontramos también más estancias, como el comedor donde encontramos una serie de pergaminos.

Mención aparte merece la llamada “Cadira des Rei Moro”, que es, en realidad, el mueble antiguo más valioso e interesante de todos los que hay en Mallorca. Se trata de una suntuosa silla de madera tallada, las figuras de la cual representan la pérdida del reino de Mallorca para Jaume III. El preciado mueble fue expuesto en Viena en el año 1.873 y en París en el 1.878.

Los jardines de Alfàbia tienen mucho renombre, tanto dentro de Mallorca como fuera de la isla. En realidad rodean todo el casal, si bien antiguamente solo ocupaban la parte trasera. Tenemos que pensar que los árabes, maestros en el tratamiento del agua, se entusiasmaron con la abundancia del preciado líquido que había en aquel lugar. El paseo por los jardines comienza en la entrada del casal, girando a la izquierda, para acabar en la parte trasera del mismo casal. Estos jardines destacan por el famoso “juego de agua”, la “caseta del hortelano”, pequeña y recogida, una diminuta obra maestra de la antigua arquitectura popular.


Bibliografía

SEGURA, Miquel y VICENS, Josep (1987): "Possessions de Mallorca. Volum II”. Ed. Edicions Teix (Campos).  p. 105 – 108.


Fotografías

Virginia Leal © 2014

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