La filosofía de los científicos y exploradores del S.XIX no era otra que conocer el mundo, disfrutar del paisaje y practicar deporte. Y es este el perfil que encaja perfectamente con la figura del Archiduque Luis Salvador, cuyo objetivo primordial cuando se asentó en Mallorca no fue otro que conservar todos aquellos espacios naturales y, además, divulgarlos en la medida de lo posible gracias a la construcción de miradores y senderos de montaña.
El Archiduque llegó por primera vez a Mallorca en el año 1.867 con la idea de escribir un libro sobre los escarabajos. En 1.871 volvió a la isla para retomar sus investigaciones y en 1.872, cuando compró la possessió de Miramar, quedó definitivamente vinculado a la isla. Posteriormente fue adquiriendo las demás fincas de los alrededores ubicadas entre Valldemossa y Deià, como son Son Moragues, Sa Pedrissa o, de la que más abajo hablamos, de Son Marroig.
Una de las obras más importantes del Archiduque es “Die Balearen in Wort und Bild geschildert” (Las Baleares descritas por la palabra y el dibujo). Se trata de un exhaustivo estudio de las Islas Baleares del siglo XIX. En esta obra - ilustrada con cientos de dibujos realizados personalmente por el Archiduque - queda patente la fascinación que sentía por los paisajes mallorquines.
La possessió de Son Marroig (Deià)
Esta preciosa possessió se encuentra ubicada al lado de la carretera que va de Valldemossa a Deià (Ma-10, km 65,500) y pertenece a este último municipio.
La possessió de Son Marroig, antes del s. XVII, se conocía bajo el nombre de la Foradada dels Masroig. Desde esta fecha hasta el s. XVIII pasó a llamarse Son Masroig de Sa Foradada. Después de pasar por varios propietarios fue en el año 1.877 cuando el Archiduque Luis Salvador la compró en propiedad con el fin de llevar a cabo sus estudios de la naturaleza ya que la consideraba como una de las casas mejor situadas de Mallorca, y por la que pagó una cantidad mucho mayor a la que correspondía (incluyendo Sa Foradada).
Según la tradición, en esta finca vivió la última mujer de Deià secuestrada por los moros. Pero, si a esto le sumamos el estupendo mirador dónde se alza un elegante templete de mármol de Carrara de estilo jónico, se convierte en un lugar mágico desde dónde podemos contemplar una espectacular panorámica con el mar fondo gobernado por el saliente natural de tierra de Sa Foradada.
Descripción de la finca
La Torre de Son Marroig es uno de sus elementos arquitectónicos más característicos. Posiblemente fuera construida en el s.XVI y su finalidad era la de proteger las casas de las incursiones de los corsarios que aprovechan el cobijo de Sa Foradada para desembarcar. Es de planta cuadrada y cuenta con elementos defensivos que protegen la puerta de acceso y las ventanas. En época del Archiduque fue ornamentada por dos ventanas renacentistas procedentes de un edificio destruido.
La fachada principal se orienta al noreste y tiene una altura de tres plantas. El portal foráneo es de arco apuntado y está coronado por un símbolo religioso. A la derecha de esta fachada se alza el bloque noroeste, que alberga la tafona (almazara) en la planta baja. En el primer piso de este bloque podemos apreciar una gran ventana de arco redondo con una balaustrada. Justo a la derecha sobresale una galería de estilo regionalista con arcos redondos y una amplia terraza con balaustrada.
El interior de la possessió es una casa –museo que se puede visitar. La entrada, o vestíbulo, comunica con la sala de la planta baja a partir de un arco apuntado. La estancia es de planta rectangular y con vigas de madera vista. La sala está adornada con bellas piezas de mobiliario y objetos artísticos, destacando sobre todos ellos una costilla de un gran cetáceo. Nada más entrar en esta, a la derecha, nos encontramos con unas escaleras que conducen a la planta noble de la casa.
Ya en el primer piso, a mano izquierda, accederemos a la sala principal a través de un pequeño portal gótico, proveniente de una de las celdas de la Cartuja Vieja. Esta es una gran sala, también de planta rectangular y con una espléndida iluminación. Esta estancia contiene la mayor parte de objetos del museo del Archiduque, destacando una gran vitrina con los libros del Archiduque incluyendo una edición original de “Die Balearen”, o una colección pictórica de obras de Joan Bauçà, Anglada Camarassa o Antoni Ribas, entre otros. Además, encontramos diversos objetos ornamentales, cerámicas o recuerdos personales.
A continuación de la sala principal, accederemos a la sala de Ultramar desde dónde podremos contemplar, en la galería noroeste, los cinco arcos con columnas toscanas y la balaustrada, así como la más famosa panorámica de el templete, a la izquierda, y la Foradada, a la derecha. Lo que más llama la atención de esta sala es el retrato de un joven Archiduque pintado por Pizà.
Retrocedemos hacia la sala principal. Una vez fuera de esta, tomaremos el pequeño pasillo que comunica con el primer piso de la torre de defensa y dónde podremos ver una escalera de caracol que sube a los pisos superiores de la torre y una habitación con una cama con dosel de origen portugués adquirida por el Archiduque en Lluchmajor. Desde este pasillo bajaremos por una escala hacía la sala de la planta baja.
El jardín. La sala de la planta baja la salida al mismo. Una vez fuera, si miramos la fachada, podremos observar en el lado izquierdo una ventana renacentista y un reloj de sol. A partir de un pequeño corredor rodeado diversos árboles frutales y llegaremos al famoso templete de Son Marroig.
El templete de Son Marroig se alza sobre una base circular de cuatro escalones rodeado de 8 columnas jónicas. El entablamento muestra decoración escultórica con bucráneos y lazos florales cuya cubierta es una cúpula semiesférica. Desde este podemos contemplar una de las mejores vistas de la costa de Miramar.
El mirador del Galliner se sitúa fuera de la possessió, a la derecha del camino que baja a las casas de Son Marroig. Este debe su nombre a que se construyó al lado del gallinero de las casas. Son dos torretas semicirculares desde dónde podremos disfrutar de la vista más famosa de Sa Foradada.
Sa Foradada es el elemento paisajístico más característico de Miramar. Se encuentra en terrenos de Son marroig y se puede acceder a esta bonita península a modo de excursión por un camino habilitado antiguamente por el Archiduque, al que gustaba decir que cuando compró la finca, no había pagado ni el valor el agujero.
El siguiente video es una vista de 360º que abarca las vistas más impresionantes de esta referencia de la Serra de Tramuntana:
Texto: Virginia Leal
Fotografía: Virginia Leal
Bibliografía: "Guía del paisatge cultural de la Serra de Tramuntana", de Gaspar Valero
Edición de video: Virginia Leal